Día 20.
"Te acepto!”-. Cuando dijiste esas palabras en el altar, te comprometiste a amar, a respetar, a admirar, a apoyar y a hacer feliz a tu esposo.
Le aceptaste tal como es.
Aceptarle, es compartir con esa persona el resto de nuestros días. El matrimonio establecido por Dios, no se empieza y se deja a la mitad, sino que se perfecciona con el paso de los días.
Aceptarle, es no compararle con nadie. Lee bien por favor: ¡Con nadie!
Valora a tu pareja. Ten presente sus emociones, sus ideas, sus gustos, sus sueños.
Reto
- No intentes cambiar a tu esposo. Acéptalo cómo es y hazle saber que nunca querrás que cambie de ninguna manera por ti. Tiene tanto que ofrecerte si tan solo le dieras espacio para ser él mismo, ya que ambos son una persona en crecimiento.
- Ámalo por cómo es y te amará incondicionalmente.
- Acepta que tú y tu esposo no son la misma persona, por lo que no siempre verá al mundo de la misma forma que tú, lo cual es algo bueno.
Estar con alguien que no sea exactamente igual a ti hará que la relación sea más profunda.
Hay una diferencia entre pedirle a tu esposo que limpie más la casa y lograr que sea fanático de las excursiones cuando odia estar al aire libre. Puedes pedirle que mejore en diferentes áreas, pero no puedes forzarlo a que le gusten las mismas cosas que a ti.
Recuerda orar por tu esposo con fuerza si ya él no está contigo y aún más si ya descansa eternamente, recuerda que ya las almas no pueden pedir por ellas, sólo nuestras oraciones pueden ayudar a que encuentren la luz si aún están sufriendo.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado.